En estos días en los que hemos celebrado la Navidad, despedido un año y dado la bienvenida a otro nuevo (hola querido 2016), nuestras redes sociales se inundan de post en los que todos relatamos los buenos propósitos que pondremos en marcha en enero como si tuviésemos una energía extraordinaria o fuerza de voluntad fuera de lo común gracias el inmenso poder que nos ha dado comernos 12 uvas. Si dentro de unos meses preguntásemos a los autores de las listas de propósitos de año nuevo cómo les ha ido y cuántos han cumplido, la respuesta es ya habitual y todos la conocemos (incluyendo mi caso, soy la primera que hace mil listas y luego me cuesta cumplirlas). Así que este año he pensado que como del 2016 espero mucho y más aún de mí misma en sus 366 días (recordemos que es bisiesto y eso es un día más de oportunidades), mi post de nuevos propósitos en mi recién estrenado blog será real, como los objetivos de un plan de marketing y sus integrantes (los propósitos) serán asequibles, marcarán un reto de superación pero no estarán fuera de la realidad con lo que no me llevará a una frustración, podré medirlos y además, los acompañaré de algo super importante para poder darlos por realizados que es dotarlos de un plan de acción.

Mis propósitos para 2016.

La realidad es que tengo muchísimos deseos de implementar nuevas rutinas a mi vida. Volver al gym, seguir comiendo bien, madrugar de nuevo, pensar en positivo, ser valiente, ser paciente, ahorrar… muchas cosas que seguramente podré cumplir pero que todas pasan por una fundamental que es: volver a sentirme bien. Este es mi mayor y mejor propósito para este nuevo año y para no olvidarlo…. Lo repito:

Volver a sentirme BIEN.

Así que empiezo por él porque es mi prioridad y si lo consigo se derivarán el resto de propósitos de forma más fácil y sencilla. Soy muy de salir de la zona de confort y casi huir de ella pero recientemente, mi coach me enseñó que cuanto más rápido salimos de la zona de confort, más miedo nos da lo que hay fuera, más nos cansa, y antes volvemos al centro de lo que nos hace sentir bien por malo que sea para nosotros. Por eso, me explicó que hay que salir de ella poco a poco siempre teniendo un pie dentro para no perder la estabilidad y sentirnos deshubicados y tener que deshacer el trabajo hecho en la salida hacia el mundo desconocido.

Tras tener claro cual es mi propósito protagonista lo siguiente es trazar como comentaba, mi plan de acción para conseguirlo y ahí, en esa hoja de ruta, van el resto de mini propósitos que me ayudarán a estar BIEN. Son de diferente índole: emocionales, mentales, psicológicos, espirituales, físicos y por supuesto, profesionales y de desarrollo personal. Parece que para cumplir algo de cada una de estas partes de mi la lista de propósitos será interminable pero me he dado cuenta al repasarlos mentalmente que unos harán que se cumplan otros y que todos, van ligados entre si por lo que quizás no tenemos que marcarnos objetivos independientes y verlos como montañas a escalar individualmente sino como un conjunto de pequeñas dunas a superar que están conectadas entre si y que una vez subidas algunas, la altura de las demás bajará e incluso, puede hasta que desaparezcan.

Resto de propósitos para el 2016

De mi vida espiritual, emocional y psicológica:

• Disminuir (incluso hasta eliminar, recuerdo que quiero objetivos alcanzables) o por lo menos manejarlas de forma que no manejen mi vida todas las emociones fuertes – negativas: ira, rabia, resentimiento, sufrimiento, pena absoluta, crítica, enfado y rencor. Para esto, el plan de acción es dejar de quejarme, darle vueltas a todo de manera irracional, apartar la crítica de mi mente, respirar ante cualquier situación con empatía y compasión hacía mí misma y hacia los demás e instaurar en mi corazón lo que debería predominar: el amor.
• Gestionar y superar lo que me da miedo y me sigue bloqueando. Después de 8 años de trabajo personal lo tengo más que identificado, la teoría está pero como todos, cuando me han ido un poco mejor las cosas me he dejado ir y he perdido el centro porque la raíz no está curada. Así que es fundamental volver a mirar hacia dentro de mí misma y ponerme manos a la obra. El resto, puede esperar. El plan de acción es buscar la terapia que más me ayude, que mejor me acompañe.
• Practicar el respeto por el espacio de los demás sin miedo a que se vayan, tener más seguridad en mí misma, aceptar los cambios y dejar ir para que vuelva lo que tenga que volver libremente. El Amor es libertad y con ella, volverá porque realmente confío. Plan de acción: este es el más difícil pero también vendrá de la mano del anterior (terapia).
• El positivismo es el centro de mi vida y así tiene que ir todo en consonancia. El cómo hacerlo es con todo lo que esté a mi alcance: frases por todos lados, música, colorear, cambiar el pensamiento cuando me venga algo que no es positivo…

De mi parte física, mi cuerpo, ese al que siempre abandono pensando que no es importante.

• Comer. Si, comer pase lo que pase porque es lo primero que dejo de hacer cuando va menos bien. Y después de eso, o mejor dicho, simultáneamente, comer bien. Seguir con mi propósito de comer de forma consciente, saludable y con educación hacia mi organismo. Para ello seguiré leyendo cómo hacerlo y poniéndolo en práctica. Sobre todo lo que más me cuesta no es lo que como sino poner disciplina en comer, horarios y hacerlo ordenadamente.
• Volver a hacer deporte. Moverme siempre ha dado muchísima energía y me ha hecho sentir genial. Cuando trabajaba de profesora de esquí parecía que no había problemas en mi vida y seguramente los había y muchos pero todo lo gestionaba desde otro prisma porque el deporte reinaba mi vida. Así que hoy sábado vuelvo al gym… poco a poco y después, cuando esté dentro de mi rutina, intentaré bailar (para mi parte femenina, postural y de la vergüenza).
• Seguir escuchando mi cuerpo. Él es el que más y mejor me habla. Y últimamente lo hace mucho. Es cierto que me he puesto enferma muy a menudo y no tengo energía pero se que es reflejo de mi momento interior. Así que dejarme espacio y apartar todo lo demás para escuchar mi cuerpo, qué necesita y dárselo.

Desarrollo profesional y personal.

• Y el último propósito es justamente llegar a compensar mi parte profesional con la personal. Tener ocio y que el trabajo no rija mi vida al cien por cien. ¿Y cómo? Perdiendo el miedo (esto está al principio de la lista) a perder trabajo, reorganizándome los objetivos profesionales y la agencia para que sea más rentable económicamente y al mismo tiempo, cuando esté más en mi centro de nuevo, seré más productiva en menor tiempo.

Bueno, esto es todo, creo que está más que bien para empezar el año. Me pongo manos a la obra a continuar con todo y volver pronto a ser yo misma, que me echo de menos. Todo es posible… solo hay que desearlo de verdad.