1 de noviembre de 2016. Hoy empieza mi mes. Mi mes más maravilloso del año.

Mis noviembres

Para quien me conozca de verdad, esta entradilla le habrá sonado más que extraña y puede que piense incluso que no soy yo quien la ha escrito. ¿Por qué? Porque hasta hoy, noviembre siempre ha sido el peor mes de mi año y de mis años. Un mes al que no solo yo, toda mi familia, le tenía realmente miedo. Un mes al que siempre temíamos su llegada y sobre el que pasábamos esperando que algo malo ocurriese. Así han sido siempre todos mis noviembres.

Y es que de tanto temerle, tanto pensar que iba a pasar algo malo y horrible durante ese mes, al final… Terminaba obviamente ocurriendo. Las mayores “tragedias” de nuestro hogar han ocurrido en durante algún noviembre: mi abuela materna falleció en noviembre, mi abuelo paterno falleció en noviembre, mi padre falleció en noviembre, a mi me dejó un novio en noviembre, me despidieron de un trabajo en noviembre… Y así podría seguir enumerando mil sucesos que recuerdo y otras tantas que han desaparecido de mi cabeza quizás por no haber espacio.

Aún recuerdo hace 2 años, cuando empezó el primer noviembre después de la muerte de mi padre que, literalmente asustada en el sofá pensé y dije en voz alta ¿qué va a pasar este año? Realmente, aquel noviembre no fue tan malo, quizás porque a aquella frase le siguió otra de: ¡Será un buen mes! Desde entonces, solo han pasado dos noviembres pero no los recuerdo realmente malos.

Hoy es 1 de noviembre y quizás, los últimos acontecimientos de mi vida podrían pronosticar que se avecina un mes complicado, duro, de soledad… ¿Pero en mi fondo yo deseo y quiero que sea así? Para nada. Recuerdo que ayer escribía aquí mismo que somos responsable de nuestra vida al cien por cien y por ende, nosotros construimos nuestro Universo, circunstancias y tenemos la capacidad real de convertir en bello aquello que queramos. Lo único que tenemos que hacer es “querer hacerlo” desde el amor.

Parece falacia esto que escribo o que simplemente lo escribo para que quede bien pero, aún incluso en las cenizas o encontrándome en el agujero más profundo y hondo que pueda existir por mi situación, considero que yo puedo cambiar cómo va a ser este noviembre. Está únicamente en mi mano, en mi corazón, en mi pensamiento o en mi alma. Sea donde sea, está dentro de mi y yo tengo esa capacidad.

¿Cómo hacer un noviembre maravilloso?

Ante todo, con gratitud. Si, sé que puede sonar complicado y a veces, cuando me da bajón, yo también lo pienso. Pero agradecer lo que soy, lo que tengo, lo que puedo hacer y todo aquello que puedo llegar a disfrutar es la clave para el comienzo del cambio. Tengo mucho… Ante todo me tengo a MI. Podría quedarme pensando en todo aquello que me falta, ¡por supuesto! Pero eso sería lo fácil, lo sencillo y a lo que estoy acostumbrada pero, ¿por qué no descubrir y agradecer todo aquello que tengo? Soy realmente afortunada y más aún en este momento porque las circunstancias me brindan la oportunidad de descubrirme, de reinventarme y de sacar al exterior mi esencia más auténtica.

El segundo paso que puedo dar para que este noviembre sea bello y a recordar toda la vida es tener ilusión. Ilusión por vivir, por descubrir, por aprender a gestionar situaciones nuevas, por seguir adelante y cumplir mis sueños… Ilusión y amor son los grandes motores de la vida y ya, si a esas ilusiones le ponemos pasión, nos podemos comer el mundo. Y el amor, ese amor con el que yo no he convivido mucho durante mi vida, con el que para nada he tenido buena relación (y no solo me refiero al de pareja, sino al querer y que me quieran en general), ahora, estoy firmemente dispuesta a reconciliarme con él, a que aprendamos a estar juntos, a que podamos convivir y todo, va a empezar por quererme a mi misma.

Y por último, lo que voy a incluir en mi vida a mayores dosis para que este noviembre sea estupendo es motivación, ganas y sobre todo, tranquilidad y confianza. Sí, al miedo, este mes al menos, le doy vacaciones. Le digo adiós y que se lleve una maleta lo suficientemente grande como para, quien sabe, no volver en mucho tiempo. Porque el miedo nos bloquea, nos hace pequeños y no nos deja construir todo aquello de lo que somos capaces. Y yo, ya estoy cansada de que el miedo sea el protagonista absoluto de mi vida. Y puede que, cuando viva sin él, le deje volver en algún momento puntual para que me advierta de ciertos peligros pero entonces, tendrá que volver con la humildad suficiente para entender que no manda él sino yo. Así que por ahora, por este mes, estás de vacaciones y sin conexión alguna conmigo.

Pequeños detalles de un noviembre bello

Y todo empieza por el principio, por los cimientos y que estos, sean sólidos. No a la carrera y todo en un día porque así pasará lo de siempre que empezamos el gimnasio y vamos 2 horas el primer día: que estaremos agotados, le cogeremos manía y no volveremos. Yo empiezo mi noviembre con «cositas» que me hacen sentir bien, que me ayudan, que me dan tranquilidad. Levantarme pronto para leer un buen libro en la cama, encender unas velas, hacerme un té, una ducha larga y en la que “literalmente con exfoliación” me he quitado una capa de piel que ya no sirve… Es mi dia porque además, tengo el regalo de la vida de que es día festivo, que el móvil no sonará con trabajo y que puedo, aunque trabaje, dedicarme a lo que yo quiero con calma y relax.

¿Y el resto de mi noviembre?

Pues día a día. Y cada día que pase, más bello que el anterior. Tengo, recuerdo siempre (y si hace falta me lo escribo en pos-it de 3M, en el espejo del baño o donde sea) mis herramientas para este viaje: amor, comprensión, ilusión, ganas, y libertad de corazón (sin miedo)… Y todo ello, empezando por mi misma. ¿Un viaje de dos días, contestar mails de clientes complicados, un curso de algo que me hace sentir bien, volver a yoga, pasear por el Retiro…? Cada uno que aplique lo que le sirva, lo que le guste… Poco a poco, no hay prisa porque después de noviembre, vendrá diciembre que también, será precioso.

Y al Universo, desde aquí, gracias por ponérmelo un poco más sencillo. Primero por ser festivo y segundo por regalarme este maravilloso día de sol y buena temperatura. Por supuesto lo hace más fácil que si hiciese frío invernal.

Todo depende de ti, de tu corazón y de tus deseos. Solo tienes que constr